Son cosas mías...

lunes, 24 de mayo de 2010

¡POR FIN! (Revista El Banquillo. Nº 7. Mayo ´10)


El final de esta historia ya se empieza a conocer. Empezó hace unos años y era difícil imaginar que a nuestro Betis, toda esa tormenta, le guardara un buen final. Muchos en el camino perdieron toda ilusión, mantener la frente alta ha sido casi un acto de fe y asistir al Villamarín poco más que un sufrimiento. El escudo por el suelo, pisoteado un sentimiento, muchos mirando para otro lado y el verdugo sonriendo. Además no estaba solo, se inventó todo un Consejo, legión de marionetas que se humillan por un sueldo sin saber que, cuando caiga su patrón, no habrá para ellos Ni olvido, Ni perdón. De los jugadores ni hablamos, que entonces me entra náusea. Pero todo en esta vida tiene principio y final y este final ha empezado como era de esperar, con el dictador IMPUTADO por delito de traición. -“Presunto”-, dirán algunos, por eso de la Justicia. Pero la Justicia es ciega y, aunque yo soy miope, me sobra vista para ver como ha dejado el muy rapaz, al Betis de nuestros abuelos, hecho un maldito solar. Nos veremos en El Prado, pero en el de San Sebastián. Tú prepara tu defensa, que no se te quede nada atrás, que yo prepararé el champán para el título más esperado, y este no se puede escapar. Lo celebraré con los míos, ya nos toca disfrutar. Siempre se ríe más el último, que no se te olvide jamás.

Vaya temporada que el Sevilla se ha marcado, avisamos que vendrían curvas y casi termina descarrilando. Montaña rusa de sentimientos, el vagón arriba y abajo, cuando parecía que cogía velocidad le pegaban el frenazo. Empezó visto por todos como alternativa en la Liga, pronto llegaron las dudas, los grandes avasallando y hubo que conformarse con pelear por la Champions. Al tercer puesto le puso el ojo, no hay quien mire tan arriba y, quitando a los de siempre, es que no hay mejor plantilla. Parecía todo escrito, un guión bien diseñado, se revelan las naranjas y le jodieron el plano. No es el año de ser primeros, ni segundos, ni terceros, los nervios lo dejan mudo y aparece sin complejos una ensaimada peleona, que casi lo deja tieso. El tren que no avanza padece de sobrepeso, no hay más leña que la que arde y paga Jiménez el exceso, diciendo adiós a los suyos mucho antes de tiempo. No es cuestión de finales, por mucho que bebas en Copa, es que la Champions te deja en la cuenta muchos millones y en este fútbol, por más que queramos, es lo que manda señores. Así que dejen paso al siguiente, y no fue el Sabio de Hortaleza, que por fichar antes de tiempo, toca quebradero de cabeza y volver a tirar de nuevo de entrenador de la cantera que, con lo mismo que el anterior, poco fútbol y mucho cojones, por fin deja a este Sevilla en Liga de Campeones.



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