Son cosas mías...

viernes, 23 de septiembre de 2011

SANTO PINOCHO

No me considero un experto en mentiras, del poder que tienen y del daño que producen, sobre todo al que las cuenta. Pero si se que por mucho que las repitamos, las mentiras son mentiras siempre. Aunque es verdad, que a fuerza de repetir algunas, terminamos por verlas como una verdad intratable. Aún así, siguen siendo una gran mentira.
De entre todas las que existen, hay una que me llama la atención. Es mentira que haya que hacer cosas que no nos gustan. Es una de las mentiras más rastreras que hay. Es la mentira que nos obliga y la mentira que nos agria hasta la dulce necesidad de hacer lo que nos venga en ganas. Mentira podrida que tengas que acudir a tu mierda de trabajo con la cara partida cada mañana o ir a buscarlo como un mendigo por la calle. No es verdad que tengas que saludarme y ponerme buena cara, ni preguntarme com estoy. Es mentira que tengamos que llevarnos bien. La mentira mas absoluta es la que nos contaron sobre el deber y el hacer. ¡Un carajo! Como alguien me descubrió alguna vez, aquí se viene a jugar. Mentira que haya cosas que hacer aunque no nos gusten. Ni tu mamá ni la mía lo saben porque también a ellas le contaron la misma mentira y te la repiten con el gesto serio para que te apliques. MENTIRA!! Grítalo fuerte conmigo para que se enteren todas las personas de este maravilloso planeta. Se acabó hacer lo que le de la gana al resto, lo que diga la lógica, esa malvada losa que no tiene cara y se ríe de la mía. No contad conmigo. Ni pienso decirle a nadie lo que debe hacer ni pienso permitirle a nadie, ni a mi mismo, que me digan lo que debo hacer.


Así que la pregunta es la siguiente: ¿qué te apetece hacer hoy?. La mentira más amarga de la Historia acaba de desaparecer.