Son cosas mías...

domingo, 20 de febrero de 2011

UNA SEMANA COMPLICADA


Sal

En un mundo desabrido,
nos dices que no seamos
sal sin sabor,
que sólo sirve
para ser pisada,
como octavillas publicitarias
repartidas por la calle,
que se miran un segundo
y se caen de las manos
porque no interesan a nadie,
basura por las aceras
bajo los pies que siguen
la rutina cotidiana.

Sal sin exceso:
sin ser los protagonistas
que secuestran las miradas,
sin imposiciones
que abruman con suficiencia,
sin perseguir a la gente
con poder o con astucia.

Sal sin defecto:
que no se esconda
por miedo a perderse,
ni se deje devaluar
por la tibieza,
ni renuncie, por orgullo,
a mezclarse con la gente
que traga sinsabores.

Nos invitas a ser
sal de la pascua,

que desaparece
en la comida humana
que nadie percibe
en su justa presencia,
y que sólo los despiertos
la descubren resucitada
con el sabor exacto
de cada existencia.

Benjamín González Buelta,
En el aliento de Dios

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