Las últimas semanas han sido personalmente muy complicadas. Hasta ahora siempre he cambiado de trabajo porque quería y tenía la posibilidad. Nunca me había sentido realmente identificado con la empresa donde estuviera, al menos lo suficiente como para que me costara irme. En esta etapa ha sido todo diferente. Trabajar con personas siempre fue lo que me gustó y en la Asociación lo he hecho en los últimos 4 años. Desde que llegara en enero de 2007, con toda la ilusión del mundo, hasta febrero de 2011.
Creo que fue Charles Chaplin quien dijo que hay que intentar ser feliz en el trabajo porque es donde pasamos la mayor parte de nuestro tiempo. No puedes dejarlo para cuando acabas la jornada laboral. Yo en AVAT en sido MUY FELIZ. A pesar de los pesares, yo en mi trabajo he sido muy feliz. He sido muy feliz y se lo debo a la gente con la que he trabajado y para la que he trabajado. Lejos de las puñaladas, la envidia, los abusos, las malas palabras, yo he vivido en un trabajo rodeado de respeto, cariño, profesionalidad, apoyo, comprensión y relaciones amistosas. Algunos y algunas se jubilan sin encontrar esto. Yo lo he hecho con 20 y tantos años. Ya he tenido esta sensación en otra parcela de mi vida. Yo he encontrado y disfrutado algo que hay quien no tiene la suerte de conocer nunca.
En este artículo no voy a dejar sitio para los reproches.
Como tampoco para las despedidas. Ya he tenido que pasar el mal trago cara a cara. No voy a despedirme de nadie, porque no pienso irme ni después de que consigan cerrarlo. AVAT, la Asociación de Ayuda al Toxicómano, no ha sido solo mi trabajo. Ha sido mi vida.
Pero en estas pocas letras si quiero dejar un hueco para el recuerdo. Ahora que dejo AVAT (como si eso fuera posible) no puedo dejar de pensar en ti. Te llevaste parte de mi alma, que me la ganaste en cada rato que pasé contigo. Muchas noches, te monto en mi coche y te llevo lejos. Quiero volver atrás y ya no puedo. Siento mucho lo que pasó y no termino de aprender a vivir con ello. Tu triste final es mi penitencia y te juro que a veces te sueño. ACA te sigo echando de menos.
Es muy difícil decir todo lo que pienso y siento. A todas las que compartisteis esta etapa conmigo, GRACIAS.
Avanzar con los pies descalzos
Viviendo una realidad que muchos evitan
Acompañado de mujeres que sin ser mi madre me han dado vida
Trabajando con la ilusión de quien cree en lo que hace.
A Manoli, David, Belén, Cristina, CAROLINA, MARÍA P., MARÍA G. y ROSARIO.
A todas las personas que han estado ahí.